No te olvides que el sol puede ser tu aliado o tu enemigo. ¡¡Protégete!!

Cuando estás algo bronceado es indudable que te ves mejor. Parece que tienes un aspecto más sano, más luminoso y la piel luce menos imperfecciones.

El problema como todo es el exceso, y una exposición prolongada, y sin protección, puede dar lugar a un tono parduzco, piel seca, líneas de expresión marcadas, arrugas, manchas, quemaduras y en casos extremos carcinomas y/o melanomas.

Además, ya sabes que la piel tiene memoria, y eso significa que los riesgos que corres hoy y los abusos a los que expones a tu piel hoy, te pasarán factura en un futuro.

Pero tu piel no tienes que cuidarla sólo cuando vas a tomar el sol. Debes hacerlo todos los días, porque la contaminación, el humo, el sudor, los jabones agresivos, las colonias o los maquillajes pueden hacerle mucho daño.

Por eso, cada día, no olvides hidratarla, nutrirla y limpiarla adecuadamente.

En verano los cuidados deben ser aún más exhaustivos.

El sol nos ayuda a sintetizar vitamina D y así absorber el calcio y fortalecer los huesos. Además ayuda a reforzar las defensas, a activar el metabolismo del colesterol para su eliminación, disminuir la tensión arterial, mejorando el flujo sanguíneo y proteger de la aparición de algunos tipos de cáncer, como el cáncer colon y mama. Gracias al sol segregamos serotonina lo que produce sensación de bienestar y regulamos la producción de melatonina responsable del control de los ciclos de sueño y vigilia.

Pero…. ¿qué puedes hacer para que el sol no te haga daño?

• No tomes el sol en las horas centrales del día.
• Protege los ojos con gafas de sol con filtros solares.
• Cubre la cabeza con sobreros y gorras.
• Consume frutas y verduras, que aportan antioxidantes para proteger la piel.
• Bebe suficientes líquidos para compensar lo que sudes.
• Protege los labios con cremas específicas.
• Nunca salgas a la calle sin darte crema protectora con filtros solares, aunque no vayas a tomar el sol tumbado.
• Aplícate la crema 20 minutos antes de ir a la playa y repite la aplicación si te bañas, o al menos cada dos horas.

Recuerda: Un factor de protección no bloquea todos los rayos ultravioleta, una parte siempre pasa. Pero los filtros consiguen multiplicar el tiempo de exposición que tu piel puede estar bajo los rayos solares sin sufrir enrojecimiento y quemarse. Esto significa que  si te quemarías en 10 minutos sin protección alguna, un factor 10 hará que puedas estar al sol 100 minutos (hora y media). Ahora bien, al cabo de ese tiempo, o antes si te bañas o sudas mucho, tu piel empezará a quemarse. ¡ojo!

No te la juegues y protege tu piel siempre, aunque esté nublado. Podrás lucir un bronceado bonito y duradero, sin hacer daño a tu piel.